CIUDAD DE MÉXICO | 25 de Mar de 2013 - 3:50 PM | Por: AGENCIAS
El piloto alemán pasó por alto la instrucción del equipo Red Bull de cuidar las posiciones y rebasó a su compañero Mark Webber; Checo Pérez sumó dos puntos con McLaren.
Definitivamente, el de Malasia será recordado como uno de los podios más fríos en la historia de la Fórmula 1, lleno de caras largas e inconformidades, que dejaron ver que a veces en la máxima categoría incluso ganando se pierde.
Ni el triunfo de Sebastian Vettel sobre Mark Webber supo a champaña, ni el tercer lugar de Lewis Hamilton sobre Nico Rosberg dejó en claro quién había sido el mejor de los Mercedes-Benz sobre la pista.
La historia de Caín y Abel se repitió en el trazado de Sepang, justo cuando el tricampeón alemán de Red Bull, Vettel, desobedeció las órdenes que le dio su equipo a ambos pilotos de cuidar neumáticos y motores, una vez que habían controlado la situación. En los últimos kilómetros de la carrera el alemán se lanzó a la caza del hasta entonces líder, Mark Webber, poniendo en riesgo no sólo su auto sino también el soñado final en el que los dos Red Bull se repartían el botín más jugoso del Gran Premio.
La carrera que comenzó con una pista con sectores tanto secos como mojados y los neumátios Pirelli intermedios montados en todos los monoplazas, pronto veía cómo Fernando Alonso se quedaba fuera de la competencia, tras tocarse con Vettel, dejando su alerón frontal lastimado para que, antes de completar la segunda vuelta, el asturiano abandonara.
Para entonces, los mexicanos Sergio Pérez y Esteban Gutiérrez habían hecho buenas arrancadas comenzando así a manejar sus estrategias, que a la postre les darían la novena y la duodécima posición, terminando así la larga sequía que había tenido el tapatío sin un resultado dentro de los diez primeros, tomando el cuenta el final de la temporada pasada.
No pasarían más de seis vueltas antes de que los líderes entraran a cambiar las llantas, pues las zonas secas del trazado comenzaron a destrozar los neumáticos para lluvia. Los Red Bull comenzaron a protagonizar la carrera, por delante de los Mercedes-Benz, y un solitario Jenson Button se colaba para tratar de llevar algo de dignidad a McLaren.
Poco a poco, las detenciones comenzarían a ser comunes en la carrera y en las 56 vueltas se contarían hasta cuatro paradas en pits, la más inverosímil la de Checo Pérez, quien se detuvo en la penúltima vuelta, para regresar a defender su posición y marcar la vuelta más rápida de la carrera, justo en el último giro.
Más tarde el carrusel de emociones dejaría fuera a los pilotos de Force India, tras sendos errores de sus mecánicos a los que más les valdría tener seguro de desempleo, pues sus actuaciones fueron casi tan malas como las de los de McLaren, quienes justo cuando Button era líder de la competencia, le hablaron para cambiarle las llantas y dejaron una mal apretada, terminando así con su carrera.
El gran final lo protagonizó un Lewis Hamilton combativo, quien tras presionar a Vettel quedó a merced de su coequipero y, para fortuna del inglés, la disciplina de Nico Rosberg alcanzó para respetar las decisiones de su equipo –no sin antes dejar claro que se lo tendrían que compensar– dando clemencia al que tenía mejor posición, quien triste cruzó la línea de meta en la tercera posición.
Así terminó un Gran Premio con un podio lleno de inconformidades.
Pasarán tres semanas antes de que en China el desafortunado Kimi Räikkönen, quien cruzó la línea de meta en la séptima posición, vuelva a tener la oportunidad de retar a los Red Bull y a los Ferrari que prometen regresar por la revancha.
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